martes, 21 de junio de 2011

Amy Winehouse, Bochorno En Escena


Actuaciones de dudosa honorabilidad las hubo, las hay y las habrá por muy largo que el mundo sea en su recorrido entorno al sol. Pero algunas claman al cielo.

Me vienen de pronto a la memoria las controvertidas actuaciones de Iggy Pop, apodado la iguana, que a pecho descubierto literalmente destrozaba en ocasiones conciertos que auguraban buenas nuevas. También los sureños Dr. Hook que incluso subían a escena bebidos. Janis Joplin y Jimmy Hendrix merecerían capítulo aparte.

La era del Punk y post Punk también dio lo suyo. Ahí estaban The Jam y Sex Pistols que hacían las delicias de los morbosos en busca de carnaza con que saciar sus insidias festivaleras. No olvidemos a los Kiss.

Tampoco echemos a olvido a los destrozadores de guitarras. Por ejemplo Pete Townshend de The Who que accidentalmente rompió una y a partir de ahí en represalia consigo mismo no dejaba de dar su dosis de roturas en escena cada vez que le venía en gana. Keith Moon, el batería, se conoce que se contagió y hacía lo propio con su batería.

El ya mencionado Hendrix terminaba con semejante espectáculo destrozón sus actuaciones. Después de vagar por mundos oníricos inducidos artificialmente volvía en sí, o en no, rompiendo en escena la guitarra. También Ritchie Blackmoore de Deep Purple; Kurt Cobain de Nirvana más recientemente emprendiéndola además con el resto de equipos.

Como se observa la lista es larga. ¡Ah!, un detalle. Se dice que quien partió el melón por primera vez -¡vaya, mala comparación!- fue Jerry Lee Lewis, pero este acróbata tomaba como rehén a su piano al que después prendía fuego. El rock siempre fue revulsivo, tachado de satánico en sus inicios, alteraba los ánimos más de lo debido en ocasiones.

Viene a colación esta relación de despropósitos porque he tenido la experiencia más debastadora de casi toda mi vida. Sentí pena, y es lo último que se puede desear, al ver a mi ídolo del soul actual de ribetes clásicos, de voz recia pero embriagadora, intérprete de alta talla acabando con toda su magnificencia por los suelos de la moral. Amy Winehouse la ha vuelto a dar y de la peor forma hace un par de días en Belgrado.

Degradada, reducida a la mínima expresión la Winehouse ni siquiera septeó en escena, no. Ni fue capaz de comenzar mientras una ebria y desvaída figura tanto como ajada y ridícula semblanza de lo que alguna vez debió ser dejaba patente su defectuosa humanidad.

Allí apareció -nunca mejor dicho, parecía un espectro- completamente borracha en escena a la que aún así decidió subir sin rubor alguno que debió quedar sumergido en alcohol o quién sabe qué...

Mi generosa ingenuidad lucha por establecerse en dueña y señora de mis deseos y no pierde tiempo ni dignidad en desearle lo mejor, en la confianza que lo alcanzará, a esta víctima más que juguete roto de una mente tan genial como absurda.




2 comentarios:

Julia dijo...

Nadie tiene derecho a juzgarla, ella no le hizo daño a nadie, ni asesinó a nadie, fue un ser humano frágil y vulnerable necesitó mucho amor y atención, pero muy pocos se lo dieron, la recordaré siempre por sus canciones y hermosa voz, no por los problemas o los ataques de la prensa amarillista ella siempre será la Diva del Soul, que en paz descanse

Pedro Casquel dijo...

Es posible querida Julia que no tuviera los mejores consejeros a su lado. Pero no es menos cierto que tampoco ella puso constancia en su rehabilitación. Créeme que así es difícil emprender nada. Al margen de su gran calidad vocal y artística el final de sus días se vieron venir. Un saludo Julia.