domingo, 21 de noviembre de 2010

Historia Inconclusa del Hotel California


A veces las canciones por sí mismas pueden atesorar más historia que el álbum que las contiene. El currículum que acumulan las elevan al nivel de mito por encima incluso de sus propios creadores. Toman entidad propia y trascienden a su época convirtiéndose en clásicos incontestables.

También es verdad que si son capaces de resistir los embates de su origen bastardo quedan definitivamente instaladas en la historia de la música con letras doradas.

Es lo que ocurrió con este bello tema de la banda californiana Eagles. Ellos comenzaron sus días como teloneros nada menos que de Jethro Tull, la banda progresiva de los últimos sesenta. Más tarde debido a su pasado en torno al bluegrass, una variante del country, llegaron a ser grupo de acompañamiento de Linda Rodstand.

El caso que cuando iniciaron carrera como grupo con entidad propia en los primeros setenta orientaron su sonido más hacia el rock con marcado carácter sureño que imprimía a su música cierto carisma al estilo del mejor cantautor pero instalado en el seno de un grupo con músicos de alta calidad creativa.

En esa disposición se encontraban cuando grabaron Hotel California (Álbum) en 1976. Las listas de éxitos les acogieron con calidez y su estatus de súpergrupo estrella hizo el resto. Pero sin escapar a las conjeturas y observaciones varias propias de quienes están en primera línea de fuego.

Es así que Ian Anderson, líder de los Jethro Tull (curioso personaje), en más de una ocasión sugirió que la banda de California había utilizado la base de We Used To know del álbum Stand Up de 1969 que los JT ya hacían en directo en 1970 cuando aún los futuros Eagles les teloneaban.

Sea o no cierto el caso es que jamás Anderson elevó el supuesto plagio a instancias judiciales, pero en honor a la verdad he de decir que si repasamos ambos temas y establecemos la comparación existe un alto porcentaje de similitudes entre ambas composiciones respectivamente.

Este es sólo uno de los frentes abiertos en torno al merecidamente afamado Hotel California. Otro es el que se refiere a su origen satánico que la banda siempre negó. Pero me ocuparé en otro momento de ese particular. Ahora ejercitemos nuestro sentido crítico y escuchemos ambas canciones. Tú decides.




sábado, 20 de noviembre de 2010

Una Canción Con Más Que Historia


El juego, la diversión, desde tiempo inmemorial han sido el motor que ha hecho posible la evolución a nivel general habida cuenta del factor de sed de conocimiento que incorpora. Los grandes hallazgos habidos en la historia de la humanidad han partido siempre de la necesidad de hacer estable, cuanto menos confortable nuestro devenir vital.

La pólvora es un claro ejemplo, aunque más tarde la inherente habilidad humana para pervertirse diera al cabo con el refulgente descubrimiento para fines bastante reprochables. Hacia atrás en el tiempo el mismo fuego es otro ejemplo. Y la lista sería prolija.

Centrémonos en la música. Lo que hoy tenemos es resultado de miles de años de evolución. Avance en el conocimiento que no viene si no a perfeccionar un antiguo anhelo de la humanidad. Hoy sabemos que en las cavernas los primeros moradores humanos ya producían con primitivas flautas sonidos agradables, que nunca mejor dicho amansaban a las mismas fieras.

Del mismo modo un sonido acompasado, básicamente percusivo puede enaltecer el ímpetu anímico y provocar un estado alterado de conciencia capaz de despertar el instinto atávico que yace en lo más profundo del subconsciente.

Trasladado a lo más inmediato que nos ocupa en este blog, es sabido que un simple título, no digamos ya el desarrollo en el pentagrama del mismo, despierta sentimientos encontrados dependiendo de quién sea el receptor. Mantengo al margen la intencionalidad del autor.

Voy a pronunciar Helter Skelter. Algunas alarmas ya habrán saltado nada más leer ese título. The Beatles dejaron un hueco en su Álbum Blanco de 1968 al sonido poderoso, germen del heavy metal que en la actualidad conocemos. No escatimaron en esfuerzos y decididamente este tema rebosa heavy como pocas veces.

Los de Liverpool siempre tan revulsivos. La canción fue compuesta por Paul McCartney. Éste se inspiró en una atracción de feria muy común en el Reino Unido consistente en un tobogán en forma de espiral. Paul dijo que quiso utilizar esa imagen como símbolo de la caída y decadencia.

Y de nuevo aquí el Yin Yan de la música. Más exactamente las dobles interpretaciones. Decir Charles Manson es sinónimo de ignominia, decadencia, depravación y sobre todo paranoia homicida por ser suave en la descripción de este músico mediocre y mesiánico.

Manson interpretó que este tema de The Beatles simbolizaba a la perfección sus delirantes vaticinios de un nuevo mundo que surgiría a su vez de una nueva casta de prohombres al frente de los cuales estaría él mismo y que para ello antes había que destruir el actual orden mundial. Y de la peor forma. Pretendía el aniquilamiento literal de la sociedad actual con todas sus unidades individuales.

Como mínimo delirante. En concreto parece que este siniestro mesías vio en Helter Skelter una de las catástrofes que acabarían con este mundo, es decir, el enfrentamiento entre la raza blanca y la raza negra y que en su desorden mental estaba dispuesto a auspiciar.

En esta particular y terrorífica cruzada perpetró en 1969 uno de los asesinatos más salvajes que se recuerdan en la historia reciente. La justicia sentenció que él no había sido el autor material de los hechos pero sí el inductor necesario y que estuvo presente en el lugar del crimen, por lo tanto se le condenó a muerte, pena que fue conmutada por cadena perpetua que en la actualidad cumple.

La escena del crimen era la casa del director de cine Roman Polanski, y la infortunada víctima su mujer, la actriz mito erótico de los sesenta Sharon Tate que en avanzado estado de gestación fue eviscerada. Algún invitado que pasaba la noche allí no corrió mejor suerte. En las paredes de la casa escenario del horrible crimen aparecían escritas con sangre las palabras Helter Skelter.

Inopinadamente una canción que quedó estigmatizada para siempre. Nada es mejor ni peor, todo depende del uso que se le de y sobre todo de las manos en las que tenga la suerte o infortunio de caer. De ti depende que quieras escucharla a continuación.


lunes, 15 de noviembre de 2010

Ambrosia, Degustando Música




Al sur de California, en un lugar llamado The South Bay y seducido por los sonidos novedosos y un tanto experimentales de los Beatles nació este cuarteto de buenos músicos. Además de su confesa y profunda admiración por Crosby, Still, Nash & Young.

Sin embargo sus derroteros artísticos no discurrieron por donde cabría esperar. Ya en un inicio se difundió el rumor que el mismo Herb Alpert había interrumpido una audición con ellos porque se presentaron en el estudio absolutamente ebrios. Se desmintió el hecho con el afamado productor y acabó siendo una leyenda urbana.

El caso es que recién iniciada la década de los setenta la banda consiguió abrirse camino en un escenario marcado por el rock sinfónico aunque con un gusto pop producido con habilidad. Los King Crimson fueron su especial fuente de inspiración en esta etapa. Y es aquí cuando aparece Zubin Mehta que por entonces dirigía la Filarmónica de Los Angeles.

Mehta preparaba en ese momento el espectáculo All American Dream Concert con un método de sonido pionero en su tiempo. Un amigo común les invitó a los ensayos. El director quedó encantado con ellos y les incluyó en el espectáculo como artistas invitados. La repercusión fue importante.

Aún así hasta 1975 no consiguieron su primer contrato de grabación. El sonido de Ambrosia en este nuevo trayecto se impregnó de pop e incluso detalles de jazz sin olvidar la admiración por las armonías vocales que en sus inicios, mientras sólo eran un grupo de amigos profesaban a Crosby y compañía.

Llegaron los éxitos con covers incluso de los Beatles, caso de Magical Mystery Tour en 1977; un año después How Much I Feel y sobre todo en 1980 con Biggest Part of Me, su mejor éxito en el que se nota el cuidado y exquisito trato en las texturas musicales, una evolución lógica pero acertada, una auténtica Ambrosia que degustar.

La banda jamás superó estos años de éxito merecido y se disolvieron con intentos posteriores y poco fructuosos de reunión. En la actualidad siguen su rumbo pero en solitario como músicos y/o vocalistas de sesión.




martes, 2 de noviembre de 2010

El Poder de la Balada


Andaba yo un poco despistado hoy cuando recibo alerta en la pantalla de mi portátil de la entrada de un nuevo mail a mi bandeja. En ese instante me encontraba por otros menesteres... nada extraños, simplemente actualizaba mi portal sobre Neil Diamond que me está dando un trabajo enorme debido a la frenética actividad que despliega a sus casi setenta años.

El caso es que mi buen amigo López me avisaba que estaba canino de contenido para la sección Clásicos de la Música del jueves. Y es cierto, tal como lo cuento, que entre tanto redactar, conciliar fuentes informativas y permisos varios para reproducir audio de determinado disco, el mensaje abrió la espita camino a la realidad y de pronto me vino a la mente este clásico del grupo de rock inglés.

Los Whitesnake encierran en sí mismos la esencia básica del rock clásico. Su vocalista y líder, por cierto el único que siempre permaneció refundación tras refundación, abandonó los Deep Purple para iniciarse él solito y le fue mal. Hasta que como a mi hoy me ha ocurrido tuvo una inspiración, yo la de él y David Coverdale la de crear la banda que nos ocupa.

Fue a finales de los setenta y con un estilo más bien rock pero de raíces soul y blues. No gustó mucho, quizá por la invasión de grupos del tipo Kiss, Metallica, etc, que coexistían e hicieron que Whitesnake pasaran desapercibidos. Coverdale decidió parar. Eran los ochenta y había que aplicar algo que girara más hacia el éxito rotundo. Fácil, rock contundente más claro y al uso por esos años con baladas así mismo incontestables.

Se sacó de la manga un discazo que colocó en todas las listas de éxitos. El álbum Whitesnake (1987) condensaba la esencia que inició como terapia reparadora camino al estrellato definitivo con el disco anterior Slide it In (1984). Y en él la balada que de pronto iluminó la mañana de este día mío de noviembre, Is This Love.

Cuenta la leyenda que en principio David Coverdale la había escrito para entregarla a Tina Turner que por entonces había resucitado al éxito de la mano de Mark Knopfler, guitarrista de Dire Straits. Debió pensarlo y rectificó a tiempo. Hoy la puedes encontrar situada entre los mejores estándares del género y en cualquier lista que se precie sobre mejores baladas de todos los tiempos.

Por cierto, que si buscas el álbum podrás encontrarlo bajo dos títulos diferentes, ambos válidos, Whitesnake, como se llamó en EE.UU. o 1987 tal cual se conoció en Europa.