domingo, 25 de abril de 2010

Los Wings de Paul McCartney


Vuelvo del retiro espiritual que de vez en cuando la vida nos impone. Suele salirse de él fortalecido, con nuevas perspectivas habiendo dejado lo superfluo a un lado. Lo que realmente importa es lo que va tomando su sitio, ese que nunca debió abandonar. Así que con una nueva actitud ante la vida, en realidad la misma no nos engañemos sólo que el lastre va más ligero, sigo buscando música.

Algo parecido debieron experimentar los Beatles en aquella época de los sesenta cuando se marcharon a la India y volvieron imbuidos de toda la carga trascendental del pensamiento oriental. Algo les cambió. Porque cuando decidieron disolver el grupo en 1970 tras desavenencias nunca confesadas abiertamente algunos como George Harrison continuaron esa senda del karma hindú.

Lo de Paul McCartney fue otra historia. Parece que debió dejarse allí parte de su inspiración. Aún cuando el tándem Lennon/McCartney funcionó a las mil maravillas, y la historia está ahí para demostrarlo, en solitario no lo hizo tanto.

Pronto aparecieron las dudas sobre quién en verdad era el auténtico hacedor de tan buenos temas, sencillos pero impactantes por revulsivos en una época que sin ellos no hubiera sido tan próspera. Y no quiero rubricar aquí una relación escrita de grandiosos éxitos tan breves en metraje como largos, largos en el tiempo.

Era evidente, por más que se esforzaran después en desmentirlo, que las chispas saltaban entre ambos. Ni Yoko Ono terminó de convencer al resto del grupo, ni a su vez el grupo guardaba buenas esperanzas para el mismo habida cuenta de la influencia que ésta ejercía en Lennon.

Tanto es así que la rivalidad personal pasó al plano profesional una vez más. En una ocasión John afirmó sobre la música de Paul que "sólo componía canciones tontas de amor". Dicho y hecho. Me explico.

Entre tanto la prensa reprochaba a McCartney la incorporación a los Wings de su mujer Linda -no así la de Denny Laine ex-guitarra de los Moody Blues- y paralelamente John aprovechaba para lanzar arengas al ex-beatles, ya no cabía esperar otra cosa que la reacción contundente de McCartney. Y llegó. Utilizó su mejor artillería, el pentagrama, su bajo histórico y las listas de éxitos.



En 1976 se sacó de la manga su quinto disco Wings At The Speed Sounds. En él había un tema espléndido para el éxito inmediato, Silly Love Songs. La crítica diría que era más de lo mismo de un McCartney falto de inspiración. Los que domináis el inglés ya habréis dado con la ironía del mismo. Exacto, Canciones de Amor Tontas.

Sólo ocurrió que el temita de marras llegó a ser rotundo nº1 en EE.UU. En Gran Bretaña quedó a un sólo paso de la gloria total, pero que tampoco empaña el éxito porque se aupó hasta el nº2. En él el bajo de McCartney se hace notar y le estructura básica gira en torno a un sonido que empezaba a tomar cuerpo años después, y de qué manera, me refiero a la música disco.

Y abrió camino porque otros clásicos como el bueno de Rod Stewart se atrevió con el procaz Da Ya Think I'm Sexy? y tampoco le fue mal. Y vete rápidamente al Miss You de los Rolling Stones a ver cómo suena.

En fin, cosas de la música que de vez en cuando gusta recordar. Disfruta el siguiente vídeo de Silly Love Songs que es una revisión posterior del tema. Ahora que sabes la trastienda seguro que le encuentras otro atractivo. El siguiente es una actuación en vivo de otro éxito del álbum, Let 'Em In.




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