martes, 4 de agosto de 2009

Carissima Beverley Craven


Tuvo a bien en el debut de su carrera regalarnos una de esas canciones que se convierten rápidamente en un estándar del pop. Una melodía que nada más escucharla jamás se olvida. Es como ese dulce rumor que te acompaña para siempre.

No en vano fue Bobby Womack el primero en decidir que la chica tenía talento. Así que la invitó como corista en algunos conciertos de su gira europea de aquel entonces. Ya la había escuchado en composiciones al piano en bares y garitos de la zona de Londres. Beverley ocupaba así su tiempo mientras estudiaba en la escuela de arte.

Su madre le había inculcado desde pequeña el gusto por el piano. Y aprendió. Ya lo creo que lo hizo. Para su primer disco a finales de los 90 se había presentado con un buen puñado de canciones compuestas por ella misma. Sensibilidad, tacto para la creación y un gusto esmerado en la elección del productor.

Stewart Levine, que venía de trabajar con Simply Red no terminó de captar toda la profundidad que requerían los temas de Craven en las sesiones previas de supervisión. Ella misma lo decidió así. Demasiado simplistas los resultados por comerciales. Por tanto borrón y cuenta nueva. Esta vez con Paul Samwell-Smith, productor de Carly Simon y ahora sí que nació su álbum de debut en 1990, "Beverley Craven".

Fue un éxito inesperado en toda Europa. Esta pianista de composición intimista y confesional natural de Sri Lanka pero criada en Hertfordshire, Gran Bretaña, epató con el sencillo "Promise Me", una emotiva balada mecida al piano y aderezada con su voz suave y dulce. Cóctel que derramó toda su esencia en el resto del disco.

Pero no ha sido constante. Quizá por la dedicación esmerada a su familia, marido y tres hijas el caso es que su carrera empezó a perder impulso desde el siguiente disco en 1993 que aún así atesoraba todo su encanto en temas como "Love Scenes". Una lástima porque desde entonces hasta hoy sólo ha grabado dos discos más. El más reciente este mismo 2009.

La esencia siempre en tarritos pequeños y lo bueno si breve dos veces bueno. Nos queda eso, el refranero para mitigar la melancolía de una Beverley Craven más prolífica y algunas composiciones suyas entregadas a discos de Natalie Umbruglia o Bewitched.

La rescatamos en su debut en una versión acústica de "Promise Me" y esperemos que no se aburra de cantar en adelante con su nuevo disco "Close To Me".





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